¿Cómo se sabe si tienen que quitarme las muelas del juicio?
La Dra. Mónica Arranz, nos explica que ante todo es necesario realizar un diagnóstico y ver si las muelas del juicio están creciendo de forma correcta o si van a afectar a otras piezas dentales.
Cuando se identifica la necesidad de extraerlas, se realiza en la misma clíncia con anestesia local.
La intervención la lleva a cabo un cirujano con anestesia local, y una parte importante del preparatorio frente a la operación es el control del estrés y la ansiedad del paciente. En ocasiones se puede utilizar sedación para dormir a la persona, dependiendo de la situación de la pieza que hay que sacar y del historial del paciente.
Una vez que la anestesia ha hecho efecto, el cirujano procede a ampliar el alvéolo (el área donde se encuentra la muela) utilizando un instrumento llamado elevador o botador. Tras esto se procede a mover la muela de lado a lado hasta que esté lo suficientemente floja como para ser extraída por completo gracias a un fórcep específico para cada diente a extraer.
Si la muela es difícil de extraer puede ser necesario realizar una incisión en la encía, partirla en varios trozos e incluso retirar un poco del hueso maxilar para llegar a la pieza. Tras esto, se realiza una sutura que puede realizarse con puntos reabsorbibles, muy cómodos para el paciente puesto que se caen solos y no es necesario volver a consulta para quitarlos, o con puntos convencionales, que se retiran en consulta unos 7-10 días después de la intervención.
Los cuidados post-operatorios
Después de la extracción de la muela del juicio (o las muelas del juicio) es normal sentir molestia en la zona durante las primeras 24 horas. Y durante esas 24 horas, es conveniente no escupir, no enjuagarse la boca ni cepillarse los dientes, ya que estas acciones hacen que sangre la herida durante más tiempo y tarde más en cicatrizar. Debemos ser cuidadosos sobre todo en los primeros momentos tras la extracción, ya que posiblemente la anestesia siga haciendo efecto y podemos hacernos daño al mordernos. En los primeros minutos (20-30 minutos) además debemos mantener una gasa sobre la herida para controlar el sangrado. Si viésemos que seguimos sangrando, nos pondríamos otra gasa, unos 30 minutos más y así sucesivamente hasta que no sangre la herida.
Nuestro cirujano, dependiendo siempre de cada paciente, puede prescribirnos analgésicos, antiinflamatorios o, si es necesario, antibióticos o enjuagues para los días siguientes a la intervención. Durante los primeros días y después de las 24h de la extracción se recomienda realizar enjuagues bucales con agua y sal para prevenir infecciones y facilitar la cicatrización de la herida, llevar una dieta blanda y extremar la limpieza de la zona donde ha sido extraída la pieza. Aunque tenga puestos unos puntos de sutura, debe cepillarse la zona y dichos puntos para que no se infecten, sin miedo a que se desprendan. Además, no debemos realizar ejercicio físico intenso, fumar ni beber líquidos muy calientes durante la recuperación.
Tras la intervención es posible que suframos algunas complicaciones, aunque todas ellas son leves. Debido a la anestesia podemos sufrir náuseas, vómitos y entumecimiento pasajero de la boca. Bastante más habitual, aunque sin consecuencias, es la aparición de un hematoma en la mejilla, en la misma zona donde hemos sido intervenidos.