El uso del chupete y del biberón, en muchas ocasiones, resulta siendo un gran alivio para los padres, pues con este consiguen que el bebé se calme, se relaje y se duerma. Entonces, podríamos preguntarnos:
¿Para quién es realmente necesario su uso?, ¿para los bebés o para los padres?
La directora y también ortodoncista de la clínica dental en Don Benito, nos cuenta sobre estos hábitos orales y cómo su uso prologado puede afectar el desarrollo de las estructuras faciales y dentales del niño.
¿Qué es un hábito oral?
Un hábito es una actividad que se hace de forma repetitiva y de manera inconsciente, que puede aparecer en cualquier edad, por estrés, placer o un mecanismo de defensa o adaptación. Cuando no se interviene a tiempo, trae consigo muchas consecuencias a nivel dental, muscular y óseo. Es importante identificar a tiempo su presencia, para evitar que desencadenen una maloclusión o la empeoren.
“Los hábitos orales son una de las principales causas del desarrollo de las maloclusiones y de alteraciones masticatorias, respiratorias y funcionales, ya que intervienen directamente en el desarrollo y patrón de crecimiento de las estructuras dento-faciales, incluyendo huesos y músculos”
Dra. Ascensión Martín-Pérez Espinar
Hábito de chupete y biberón
Esta actividad consiste en un acto de succión no nutritiva que se considera fisiológico y natural hasta cierta edad, pues succionar es un reflejo que se desarrolla en el bebé para satisfacer sus necesidades básicas.
Cuando el bebé es alimentado con leche materna, el uso de estos dispositivos se hace innecesario, pues con la succión que se realiza durante el tiempo de lactancia es más que suficiente para desarrollar sus estructuras.
El error que cometen los padres es implementar el biberón y el chupete por calmar, entretener o callar al niño. Es justo ahí donde decimos que vienen siendo un beneficio para ellos y no para los bebés.
Si el hábito se prolonga más allá del año o año y medio, afecta directamente el desarrollo de la musculatura facial y provoca alteraciones de la mordida (maloclusiones).
Consecuencias de prolongar el uso del chupete y del biberón
El gran problema que trae consigo el uso prolongado de estos dispositivos radica en la interferencia que generan para el adecuado desarrollo muscular, facial y dental.
La tetina del chupete y del biberón se interpone siempre entre los labios, impidiendo un adecuado selle de estos. A medida que el niño crece y las estructuras se van desarrollando, tener dicha interferencia afecta directamente la alineación dental, la fuerza muscular y la posición de los maxilares.
Dentro de las consecuencias más comunes encontramos:
Problemas con la lactancia materna
Acostumbrar al bebé desde edades muy tempranas a la tetina del chupete y del biberón, lo puede confundir y le puede ocasionar mayor dificultad para aprender a succionar desde el pezón de la madre, provocando que este tipo de alimentación no se ejecute de manera adecuada y traiga consigo muchas otras consecuencias.
Dificultades durante la masticación y el habla
Debido a la poca libertad de movimiento que tiene la lengua, se ven afectadas las funciones de habla y masticación, pues al niño le costará emitir sonidos y, por ende, hablar y expresarse. Además, esto hace más complejo el desarrollo adecuado de los movimientos masticatorios y de deglución.
Desarrollo de maloclusiones dentales
Se altera el crecimiento y desarrollo de los maxilares, provocando estrechez del paladar y poca estimulación de la mandíbula, dando lugar a alteraciones como mordida abierta anterior, mordida cruzada posterior y maloclusión clase II, además de apiñamiento dental.
Mayor riesgo de aparición de caries
Esto ocurre sobre todo con el uso del biberón, pues lo que acostumbran los padres es a darlo minutos antes de dormir y, además, darlo con bebidas que contienen gran cantidad de azúcar. El niño se queda dormido sin que le cepillen los dientes y ese contenido azucarado se descompone y favorece la aparición de caries, comúnmente conocida como caries rampante o caries de biberón.
Recomendaciones de la Dra. Ascensión Martín-Pérez
- No usar, en la medida de lo posible, el chupete y el biberón.
- Usar cepillo y seda a partir de la salida del primer diente.
- Tratar de que las bebidas ingeridas en el biberón no sean ricas en azúcares.
- Limpiar las encías del bebé con una gasa cuando aún no haya empezado la erupción dental.
- Acudir al dentista desde edades tempranas para identificar este tipo de hábitos e intervenir oportunamente las maloclusiones dentales.
- No esperar a que el niño llegue a la adolescencia para iniciar algún tratamiento dental, sobre todo si se trata de ortodoncia interceptiva.
Si quieres saber más información sobre este tema y de otros tratamientos de ortodoncia, no dudes en visitar la Clínica Dental Dra. Ascensión Martín-Pérez Espinar.
También te ofrecemos tratamiento de Rehabilitación Neuro Oclusal.