¿Qué significa la pulpitis?
La pulpitis se refiere a la inflamación de la pulpa dental, es decir, el tejido ubicado al interior de los dientes, en los conductos radiculares. La pulpa, también llamada «nervio», es la que contiene los vasos sanguíneos y nervios y tejido conectivo de cada diente, encargada de que los dientes estén vitales, capaces de sentir y responder a los estímulos.
Cuando este tejido de inflama ya sea por una infección, una lesión o algún golpe, se puede producir un dolor intenso y un daño irreversible.
¿Cuántos tipos de pulpitis hay?
Existen dos tipos de pulpitis, según la gravedad del daño:
Reversible
La inflamación es leve por lo cual la pulpa puede recuperarse y revertir el daño. En estos casos, el dolor es poco intenso y solo aparece con el estímulo; una vez se retira, el dolor desaparece y el tejido retorna a su normalidad.
Irreversible
La inflamación es severa generando un daño irreversible, es decir, la pulpa no se recupera ni vuelve a su estado normal. En estos casos es necesario eliminar el tejido infectado y reemplazarlo con un material inerte biocompatible, lo que recibe el nombre de tratamiento de conductos.
¿Por qué se inflama la pulpa?
Las causas de la inflamación pulpar pueden ser muy variadas, las cuales, de alguna manera, afectan la integridad de la estructura del diente. Estas incluyen caries profundas no tratadas, golpes, fisuras o grietas, traumatismos, bruxismo, reabsorciones o procesos infecciosos internos.
¿Cómo se quita la pulpitis?
El tratamiento para la pulpitis depende del tipo de inflamación que se presente. Para la pulpitis reversible bastará con retirar la causa de la molestia, que suele ser caries o empastes en mal estado. Por su parte, para la pulpitis irreversible, es necesario realizar tratamiento de conductos, en el cual se elimina la infección, se retira todo el tejido pulpar y se rellena el interior de los conductos con un material inerte y biocompatible.