¿Qué es la pulpa dental?
La pulpa dental un tejido blando ubicado en el interior de las piezas dentales, encargado de proporcionar nutrientes y oxígeno, para mantenerlas vitales; conocido como «nervio dental», el cual se alberga en la cámara pulpar, una cavidad interna que está en el centro de cada diente y se extiende hasta las raíces a través de los conductos radiculares.
La presencia de la pulpa es indispensable para la salud y mantenimiento de la dentadura, ya que se compone de células especializadas, nervios y vasos sanguíneos que, conjuntamente, permiten mantener la vitalidad, así como la detección de estímulos de sensibilidad y dolor.
¿Cuáles son las funciones de la pulpa?
El tejido pulpar cumple unas funciones muy importantes, tales como:
- Formación dental
- Nutrición y oxigenación
- Percepción de estímulos
- Brindar soporte estructural
- Regeneración y reparación
- Protección contra infecciones
¿Qué pasa si de daña?
Cuando la pulpa sufre un daño, este puede ser reversible o irreversible, según el tipo de lesión (caries, fractura, desgaste o traumatismo). Si el daño se puede revertir, nos referimos a una pulpitis reversible, para lo cual basta con retirar el causante; por el contrario, si el daño no se puede curar, hablamos de una pulpitis irreversible o de una necrosis pulpar.
Siempre que la pulpa sufra un daño, hay que hacer un tratamiento temprano, para evitar que este progrese, se complique y sea necesario acudir a tratamientos más invasivos.
¿Cómo se cura la pulpa dental dañada?
El tratamiento para la pulpa depende del tipo de daño. Cuando la lesión es reversible, basta con retirar la lesión y esperar que el nervio se recupere por si sola. Pero, cuando la lesión es irreversible (pulpitis o necrosis), se debe hacer una endodoncia, con el objetivo de eliminar la lesión, sellar los conductos y propiciar la cicatrización de los tejidos.