Seguir las instrucciones del profesional y tener los cuidados necesarios luego de someterse a una extracción dental es fundamental para evitar complicaciones como la alveolitis seca.
¿Qué es la alveolitis seca?
La alveolitis seca es una complicación relativamente común que se da posterior a una extracción dental, por lo que también es conocida como alveolitis post-extracción.
Esta condición se caracteriza por la inflamación del alvéolo, es decir, el “hueco” que queda en el hueso justo donde estaba la pieza dental extraída. Dicha inflamación ocurre gracias a la falta del coágulo de sangre que se debe formar allí o a la disolución o desalojo de este de forma prematura. De ahí el nombre de alveolitis seca.
¿Por qué se produce la alveolitis?
La causa principal de la alveolitis es la falta de coágulo en el alvéolo, ya que deja el hueso y las demás estructuras expuestas y sin irrigación.
No se forma el coágulo
Cuando el coágulo sanguíneo no se forma, quedan expuestas las terminaciones nerviosas y el hueso, lo que impide el proceso de cicatrización y provoca inflamación y dolor.
Desprendimiento o desalojo del coágulo
Ciertos factores, hábitos o acciones pueden interferir con la formación o estabilidad del coágulo sanguíneo, haciendo que se desaloje de forma prematura: enjuagues bucales, uso de pajitas, mala higiene oral, escupir con mucha fuerza y poner hielo en la zona por tiempos muy prolongados.
Extracciones traumáticas
Cuando los procedimientos son complejos y traumáticos, se pueden lastimar los tejidos circundantes y dificultar la formación o permanencia del coágulo.
¿Cómo me doy cuenta si tengo una alveolitis?
Los síntomas más comunes asociados a un proceso de alveolitis seca son el dolor intenso en la zona, a veces irradiado a estructuras cercanas; mal aliento y mal sabor en la boca, inflamación en la zona se la extracción y el alvéolo vacío o parcialmente vacío.
¿Cómo se cura la alveolitis seca?
El tratamiento de la alveolitis generalmente incluye:
- Antibióticos: la toma de este tipo de medicamentos ayuda a combatir la infección para evitar la diseminación de esta.
- Analgésicos y antiinflamatorios: con el fin de controlar el dolor y la inflamación.
- Limpieza e irrigación del alvéolo: esto permitirá eliminar los residuos que se acumulan dentro del hueso, para favorecer el proceso de cicatrización.