¿Alguna vez has querido hacerte un piercing en la lengua?
¿Sabes cuáles son los riesgos que esto trae para tu salud bucodental?
Desde la clínica dental Adelaida Parra, te contamos las complicaciones que puede traer consigo realizarse un piercing en la lengua.
¿Qué riesgos tiene el piercing en la lengua?
No cabe duda que, al perforar la lengua, se crea una herida que facilita la colonización de bacterias, aumentando el riesgo de infecciones. Además, si no se tienen los cuidados necesarios y ni una adecuada higiene oral, dichas infecciones pueden avanzar rápidamente, agravarse y comprometer otras partes del cuerpo.
Y es que no se trata de un simple “huequito” en la lengua. Cuando esta se perfora, se perforan también los músculos y los nervios que están allí, pudiendo ocasionar consecuencias irreversibles.
La lengua se compone de 17 músculos (uno impar y ocho pares) y unos cuantos nervios (hipogloso, trigémino, glosofaríngeo y lingual), los cuales pueden afectarse directamente con la colocación de un piercing, pues esto daña su integridad y funcionamiento.
¿Qué pasa si un piercing toca un nervio o un músculo?
Cuando un piercing se coloca de forma inadecuada y toca algún nervio o músculo, pueden ocurrir daños severos e irreversibles, tales como:
- Dolor crónico
- Alteraciones en el habla
- Inflamación e hinchazón
- Pérdida de la sensibilidad
- Reducción de la movilidad
- Parestesia (sensación anormal)
- Dificultad durante la masticación
- Mayor riesgo de contraer infecciones
“Ponerse un piercing va más allá de una simple moda. Esta práctica tiene consecuencias directas sobre la cavidad oral”
Riesgos bucodentales asociados a la colocación de un piercing en la lengua
Asfixia
Si el piercing se suelta y se traga accidentalmente, puede obstruir las vías aéreas y causar dificultades para respirar.
Alergias
Un riesgo inevitable es la alergia al metal o a alguno de los materiales del piercing la metal, pudiendo generar síntomas como erupciones de la piel, hinchazón y piquiña.
Infecciones
La herida causada por la perforación puede aumentar el riesgo de colonización de bacterias, causado inflamación e infección, incluso, la formación de abscesos.
Daño dental
El roce constante del piercing con los dientes puede provocar desgaste dental y líneas de fractura que afectan la integridad del esmalte. Adicionalmente, existe el riesgo de morderlo por accidente y fracturar alguna pieza.
Problemas de encías
La fricción que causa el piercing puede causar irritación constante del tejido gingival, aumentando el riesgo de infecciones y alteraciones periodontales. Un signo muy común es la recesión gingival, que provoca exposición de la raíz, provocando sensibilidad y mayor riesgo de aparición de caries.
Problemas funcionales
La presencia del piercing, sobre todo al principio, puede generar interferencias para hablar gracias a la articulación de palabras y dificultades durante la masticación, trayendo como consecuencia problemas digestivos.
Daño o lesión a los nervios
El riesgo de dañar o lesionar alguno de los nervios de la lengua es muy alto, pudiendo causar pérdida de la sensibilidad, alteraciones en el movimiento o sensaciones anormales de hormigueo (parestesia).
Transmisión de enfermedades
Perforar implica abrir una herida, lo que supone un riesgo de transmisión de enfermedades como la hepatitis, cuando el procedimiento no se hace bajo los cuidados de asepsia.
Complicaciones durante la cicatrización
Una de las complicaciones más comunes de la cicatrización es la formación de queloides, que son cicatrices elevadas y más gruesas de lo normal. Esto, además de ser molesto, puede resultar poco estético.
Por todo lo descrito anteriormente, es importante que la colocación de un piercing en la lengua se lleve a cabo en un lugar seguro y con una persona experta, para reducir al máximo todos los riesgos que se puedan presentar.
También debes acudir al dentista con frecuencia, para asegurarte que todo está en orden y evitar complicaciones con tu salud bucodental.
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