Hábitos orales: actos repetitivos que afectan la salud oral

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Los hábitos orales no tratados a tiempo pueden generar grandes consecuencias para la salud bucodental de los niños, afectando la forma, la función, el crecimiento y el desarrollo de las estructuras dentofaciales.

Desde la clínica dental Odontoestética, te explicamos qué son los hábitos orales, cuáles son los más comunes y cuál es el tratamiento más acertado.

¿Qué son los hábitos orales?

Los hábitos orales son prácticas o acciones repetitivas que se hacen de forma voluntaria o involuntaria, que involucran las estructuras de la cavidad oral, incluyendo dientes, lengua, mejillas, labios y músculos.

Pueden aparecen en cualquier edad, sin embargo, es muy común adquirirlos en la infancia como un proceso de adaptación relacionado con la comunicación, el habla, la alimentación el placer. Según la edad a la que se presenten y de la frecuencia y la intensidad, se pueden considerar como hábitos fisiológicos o parafuncionales.

¿Cómo se clasifican?

Hábitos fisiológicos: aparecen durante los primeros años de vida como un proceso de adaptación a las funciones vitales, como la respiración, la masticación y el habla.

Hábitos parafuncionales: se adquieren en edades más avanzadas como un acto repetitivo inconsciente que no es funcional, como la succión digital.

¿Cuáles son los tipos de hábitos más comunes?

  • Hábitos de succión: consisten en succionar o chupar algo, ya sea el dedo, el labio, la lengua o el biberón. Inicialmente es un hábito fisiológico como respuesta al reflejo de succión que tienen los bebés para alimentarse. Cuando persiste más allá de los 12 meses, puede empezarse a considerar nocivo.
  • Hábitos de mordedura: de uñas o de objetos como bolígrafos. También se incluye el bruxismo o el apretamiento dental.
  • Otros hábitos: como la interposición lingual, la respiración oral y la deglución atípica, que son causa de maloclusiones y discrepancias maxilo-faciales.

 

Consecuencias de los hábitos no tratados

Los hábitos orales que no se corrigen a tiempo, pueden provocar gran variedad de problemas a nivel esquelético y dental, trayendo consigo alteraciones estéticas y funcionales. Dentro de las consecuencias más comunes de los hábitos encontramos:

  • Mordida abierta
  • Asimetrías faciales
  • Mordida cruzada o invertida
  • Protrusión de dientes anteriores
  • Alteración en la alineación dental
  • Dificultades para la masticación, la deglución y la fonación
  • Alteración en el desarrollo y crecimiento de los huesos maxilares y de los músculos de la masticación

Hábitos orales y maloclusiones

Muchos hábitos orales se generan como respuesta natural a los procesos fisiológicos de los bebés, como ocurre con el chupete, por el hábito de succión. Sin embargo, estos deben desaparecer a partir de ciertas edades; pero, cuando su presencia es prolongada y se vuelve patológica, se altera significativamente el desarrollo de los maxilares, los músculos faciales y los dientes, favoreciendo la aparición de maloclusiones.

Las maloclusiones son alteraciones esqueléticas (del maxilar y la mandíbula) y dentales que provocan un mal acople entre los dientes de arriba y los dientes de abajo, conocidas también como malas mordidas; pueden estar acompañadas de malas posiciones, como el apiñamiento y los diastemas.

 

La relación directa que existe entre los hábitos y las malas mordidas se debe a la repetición y constancia de las fuerzas ejercidas. Por ejemplo, en el hábito de succión digital (chuparse el dedo), la presencia del dedo hace que los dientes superiores se pronuncien hacia adelante y los inferiores hacia atrás, lo que puede ocasionar una mordida abierta, es decir, que no haya contacto al cerrar la boca.

Por eso es muy importante acudir al dentista para identificar estos patrones y realizar tratamientos tempranos, que evitan la complejidad de las patologías o alteraciones; además de que es más exitoso el tratamiento mientras las estructuras están en crecimiento.

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